Analizando la percepción que tengo de mi tarea como docente, encontré que diariamente, lo primero que hago es llegar al salón con una actitud positiva y una sonrisa en el rostro, ya que sé que mis alumnos percibirán la manera del como entró a dar mis clases; y por lo regular soy enemiga de cargar con una mochila de problemas familiares o de compañeros o económicos; y de mencionar palabras altisonantes llenas de agresividad que puedan desvalorar a mi alumno.
Después tengo que motivarlos para que iniciemos mi clase, ya que tal vez el maestro anterior los dejo agotados, o tengan hambre, o un problema familiar, o se pelearon con la novia (o), o están enfermos, etc., así que motivarlos para mí significa adentrarlos en la clase de mi materia, y eso lo hago por medio de notitas de “sabias que….”, o alguna noticia que vi en la televisión o algo que me ocurrió un día anterior.
Posteriormente, hay que dar primer tema del día, sin olvidar algo muy importante para mí que es “el control del grupo”, porque dentro de mis experiencias como profesora he visto como destrozan a un profesor que no tiene este control, ya que ellos suelen exigir también.
Si doy el tema comienzo a dibujar en pizarrón caricaturas chistosas referentes al contenido temático, y que llamen la atención, para así fabricar un mapa mental o conceptual del tema.
Utilizo muchos colores, formas e imágenes. Me gusta mucho que el dibujo lo relacionen con el párrafo o concepto del tema que estamos viendo, porque yo siento que es más fácil asociarlo de esta forma.
Posteriormente, explico punto por punto, idea por idea, pero sin dejar abierta la lluvia de ideas para las opiniones. Cabe mencionar, que aquí cuando explicó la clase, les hago hincapié de las cosas que pasan en su vida cotidiana relacionándolas con el tema aprendido para que encuentre una motivación más del porque está estudiado esa materia, y que no simplemente sea una clase más o unos conceptos memorizados.
Finalmente, dejo espacio para alguna actividad extracurricular (tarea y les doy las especificaciones que debe llevar; y para cerrar con “broche de oro”, sin olvidarme nunca de esta parte, doy las gracias y les digo “Bonito día, muchachos” y salgo del salón.
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Alma
ResponderEliminarMe entró curiosidad, ¿podría narrarme un caso típico de docente destrozado por sus alumnos?
F. Curiel
A continuación respondo tu pregunta: El profesor entro al aula y a pesar de que se le veía un miedo en el rostro siguió adelante. Yo en ese entonces entraba a las clases de algunos de mis compañeros porque fui asignada como asesora de algún grupo. El era el profesor de Metemáticas, primero lo empezaron a criticar los muchachos de su forma de vestir y se empezaron a reir, él siguió su clase. Posteriormente, empezaron lanzarle avioncitos de papel y a pegar sobre las butacas. Te preguntaras que hacia yo...pero la verdad tenía que ser un fantasma en ese momento, ya que solo era una oyente. Nunca pudo tener control de grupo el profesor y finalmente lo despidieron. A eso me refiero con que a veces los muchachos suelen ser muy crueles si no se les coordina o se les controla. Se salen fuera de tus manos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Maestra
ResponderEliminarGracias por la narración, no podría decir que es típica pero ocurre en ocasiones. Yo le hubiera sugerido al docente usar el pizarrón, aunque no es didáctico (desde el punto de vista moderno), funciona. Yo les decía a mis alumnos que grita más fuerte el pizarrón que yo ( que es un decir). La táctica es llegar con algo bien preparado y ponerse a escribir en el pizarrón, los niños controlables agarran la onda y se ponen a copiar, al paso de 10 minutos todo el grupo está más atento al pizarrón que a tu forma de vestir. Aunque, seamos realistas, los adolescentes pueden ser muy crueles.